Leopoldo Alas Clarín (Zamora, 1852 – Oviedo, 1901) fue un novelista español de familia asturiana.
Oviedo – la capital asturiana – donde comenzó a vivir a la edad de siete años,
se convertiría en el centro de su obra más conocida, La Regenta.
Además, Clarín fue el gran crítico literario de su
tiempo y, a excepción de la Regenta, publica toda su obra en la prensa. En esos
periódicos publica también artículos que comentaban la actualidad política.
Junto a Emilia Pardo Bazán, es el gran autor de cuentos de la época.
“En el tren” es uno de sus relatos, publicado en Los Lunes de El Imparcial el lunes 19
agosto de 1895. No es un cuento escrito meramente para distraer, sino que se
trata de un cuento de tesis en el cual realiza un análisis crítico de la
realidad.
Su título nos indica el lugar donde trascurre la
acción. El tren es por excelencia el escenario del siglo XIX. Gracias a él se
produce el encuentro casual entre desconocidos. En este relato hay dos núcleos
fundamentales, uno político y otro sentimental.
Por una parte se produce el encuentro entre el Duque –
que además de este posee otros varios títulos nobiliarios muy antiguos – y un
teniente de artillería. Ambos representan el encuentro entre las dos clases
sociales de la época en España. El duque representa el poder: la aristocracia
que lleva a cabo negocios y ocupa puestos políticos. Por otro lado, el teniente representa a una clase más baja.
En 1895 España estaba en guerra, la Guerra de Cuba. Las clases bajas eran las
que iban a la guerra. Clarín critica a través de este cuento algo que no podría
criticar abiertamente. Afirma que el ejército paga por la ineptitud de los
políticos.
Además del tema político, En el tren tiene toque de sentimentalismo. El otro encuentro casual
que se produce es el del duque y una dama que se encuentra de luto. En una
conversación que tiene lugar entre el duque y el teniente, el primero le habla
sobre su tiempo como ministro de Ultramar. Le cuenta la historia de la muerte
de un tal general Zutano y otro capitán – del cual no conoce el nombre y al
cual se refiere algo demeritoriamente como “el otro”. Finalmente se descubre
que la dama está de luto por la muerte de su marido, que resulta ser “el otro”,
el capitán Fernández.
te queremos unknown, gracias por tu gran resumen a rosa le ha encantado, gracias.
ResponderEliminaraunque la seguridad parece que no es lo tuyo ehh, pero gracias de todas formas.